Sobre el primer Curso de Ecología Social en Córdoba

La primera edición del curso de Ecología Social, desarrollado en Córdoba por el grupo local de Ecologistas en Acción, no sólo ha salido bien…

cursoEcologiaSocialDos meses después de haber terminado el curso de Ecología Social echamos la vista atrás y todo siguen siendo aspectos positivos, que no sólo suben nuestra autoestima (para qué negarlo), sino que además nos ofrecen toda una cantera de aprendizajes para seguir mejorando en nuestro trabajo de Ecología Social y también en la Ecopedagogía, pedagogía que nos ha servido de base, de guía y de marco para plantear todo el curso.

Si bien la asistencia no impresionará a más de unx, lo cierto es que el grupo era tremendamente rico, abierto, sabio y con una gran capacidad de hacerse equipo. Con 8 personas que han estado en todo el curso, las posibilidades de intercambio de saberes y pareceres se incrementaban cada día, porque las personas que lo conformaban encontraron las afinidades para convertirse en una pequeña familia con encuentros semanales, y también encontraron las particularidades de cada cual que les permitió aumentar las posibilidades del equipo. Varias personas en el mismo espacio tiempo no hacen un equipo, pero éstas sí se convirtieron en uno.

Durante el curso trabajamos diversas temáticas: cambio climático, funcionamiento de la tierra, sociedad, energía, ciudades, trabajo, capitalismo, economías, ecofeminismo, salud, etc., etc. Las temáticas las “dividimos” entre “Conocimiento y comprensión de la situación actual” y “Búsqueda y encuentro de otras maneras de estar en el mundo”; o, simplificando: análisis de los problemas y construcción de las soluciones. Sin embargo, también comprendimos en el curso que compartimentalizar los campos de trabajo, estudio, construcción, etc. es una falacia: todo está interconectado. Y es ahí donde entra una de las mayores enseñanzas de la Ecología Social: las interrelaciones; y una de las mayores enseñanzas del Ecofeminismo: la ruptura de las dualidades y la interdependencia.

A lo largo de las 45 horas que duró el curso (tres meses invertimos en ellas), estuvimos trabajando desde la participación de todo el grupo, fomentando entre todxs la participación de las personas que se atrevían menos al principio. ¡Y menudos resultados! No hubo persona en esas sesiones que no mostrara toda su sabiduría y la pusiera a disposición del resto. Compartir conocimiento es la clave para toda sociedad humana que quiera sobrevivir, y más aún: estar a gusto, vivir bien desde el buen vivir. Además de ser un curso participativo, también ha sido uno que ha traspasado los límites de las paredes donde se desarrollaron la mayor parte de las sesiones, porque hubo un paseo exploratorio, y de conocimiento, y sensorial por los Sotos de la Albolafia. Visitamos también el huerto de la Fuensanta, el Mercao Social “La Tejedora” y la Casa Azul. En resumen, rompimos los límites de los muros y los límites de la persona que “debería” ostentar la sabiduría. Quien ha “conducido” el curso no ha sido una experta con 8 doctorados académicos, sino una conocedora por experiencia de la Ecología Social y del mundo en que nos movemos, que ha actuado de facilitadora del conocimiento. Además, participaron en algunas sesiones otras personas del colectivo para ampliar el nivel de conocimiento del grupo en determinadas temáticas.

Las evaluaciones finales, una pequeña pero preciosa parte de lo que sacamos del curso, van desde “lo que más me ha gustado del curso ha sido: La metodología”; “Que me lo haya pasado tan bien y haya sentido y aprendido tanto”; “Conocer espacios y colectivos de la ciudad”, hasta “He comprendido mucho mejor el trabajo que se realiza desde el ecologismo, como movimiento político, de pensamiento, de prácticas… curiosamente tan racional y al tiempo con el corazón y la emoción tan presentes”.

Y, bueno, teniendo en cuenta los espacios tan diversos en que se mueven las personas asistentes al curso (desde trabajos en salud, agroecología, espacios universitarios, educación, hostelería, etc.), no es de extrañar que nos sintamos profundamente orgullosxs de que el mensaje de la Ecología Social pueda expandirse más y más. Ya iremos seduciendo a más personas para que caminen de nuestro lado hacia un mundo más justo y sostenible.

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